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35.000 niños viven en situaciones de calle en Colombia…pero la Fundación Pies Descalzos ofrece servicios para familias y asesoramiento psicológico para ayudar reunir familias y proteger niños.  DESCUBRE CÓMO PUEDES AYUDAR >
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Historias de Éxito

Las historias de éxito de las personas que se benefician gracias a la Fundación Pies Descalzos, representan incentivos y nos inspiran para seguir trabajando por quienes más lo necesitan.

La Historia de Ferley

FerleyEs la mañana del día lunes, la Escuela Pies Descalzos abre sus puertas para recibir a más de ochocientos cincuenta niños provenientes de La Victoria, Monte Bello, El Poblado y El Jazmín parte baja. Todas ellas integran la comuna seis, ubicada al norte de Quibdó, que se caracteriza por ser una zona receptora de población desplazada. “Al sitio llega mucha gente desplazada con necesidades y con expectativas de qué hacer, la Escuela Pies Descalzos es un punto de partida para ayudar a dicha población”, comenta Catherine Asprilla, monitora de campo de la Fundación Pies Descalzos.

El Departamento de Chocó ubicado al occidente del país, limita con Panamá y el mar Pacífico. Este departamento cuenta con una gran diversidad natural. Sus ríos, sus recursos y su espesa selva facilitan la siembra de cultivos ilícitos y sirven como corredor estratégico para el tráfico de armas y drogas por los grupos armados al margen de la ley. Por tal motivo, según El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en 2007, el desplazamiento en el departamento fue mayor al del año anterior. Mientras 6.014 personas fueron expulsadas de su lugar de vivienda en 2006, la cifra en el 2007 fue de 7.937 y  entre enero y marzo de 2008, Acción Social registró 811 personas desplazadas. Todas éstas provenientes de Bojayá, el río Atrato, de las comunidades del río Neguá, del río Mungudó, el río Baudó, el río San Juan y del municipio Alto Baudó.

Ferley con Shakira
Ferley con Shakira

Clarisa Rentería, madre de cinco hijos, con 35 años de edad y desplazada de Boca de Tanando (al sur de Quibdó), recuerda cómo fue su primer día en la comuna seis: “llegué aquí en el año de 1999, eso fue muy triste, después de tenerlo todo, perderlo todo y quedar así… eso da mucha tristeza, pero la vida da oportunidades y desde que uno se proponga salir adelante, sale adelante”. Hoy en día, Clarisa hace parte del programa Si Me Alimento Bien, Aprendo Más, cuyo fin es mejorar las condiciones alimentarias y de salud de los estudiantes de las Escuelas de la Fundación, con el objetivo de garantizar el desarrollo y crecimiento adecuado de  los niños, niñas y jóvenes .

“Preparamos con mis compañeras el almuerzo de los estudiantes, y colaboramos con el desayuno, todo para que ellos tengan su comidita y puedan estudiar con el estómago lleno”. Clarisa hace parte de un grupo de doce mujeres quienes elaboran todos los días el almuerzo de los niños y niñas de la Escuela, almuerzo que está sujeto a una minuta desarrollada por un profesional en el área de la nutrición. Por otra parte, Clarisa y sus compañeras, colaboran con quienes tienen a su cargo la preparación del desayuno, como parte de la alianza interinstitucional entre Bienestar Familiar y la Fundación Pies Descalzos.

Ferley Rentería es el hijo menor de Clarisa, tiene once años pero su apariencia es de un niño de seis, debido a que a los dos meses de edad los médicos le diagnosticaron Raquitismo Congénito, un déficit en los huesos y los cartílagos causado por la ausencia de calcio y fósforo.  “Yo al principio lloré mucho, lo médicos me dijeron que él se iba a curar pero debía tener mucha paciencia”, dice Clarisa. A pesar de su limitación, Ferley es un niño alegre que siempre tiene una sonrisa para compartir, buen amigo y sobre todo con muchas ganas de salir adelante “a mí me gusta venir a la escuela porque aprendo mucho y porque me gusta compartir con mis amiguitos”.

Pero para Clarisa no fue fácil asimilar la dificultad de su hijo menor. En el 2003, ella no contaba con los recursos económicos para comprar una silla de ruedas, además el temor de que Ferley fuera rechazado por la comunidad la llevó a tomar la decisión de dejarlo en casa, de esconderlo, “me daba temor, miedo, de que la gente se burlara de él, que si lo dejaba ir a la Escuela los compañeros le pusieran un sobrenombre y además no quería que Ferley fuera una carga para los maestros”.

A pesar de lo que su madre pensara, Ferley siempre le insistió que lo dejara ir a la escuela. Él le decía: “mami déjeme ir a la escuela, yo quiero ir a la escuela, yo quiero estudiar”. Fue así, como Clarisa al ver en los ojos de su hijo el deseo por aprender, accedió a sus súplicas, dándole la oportunidad de vincularse a la institución educativa. Desde ese día, hace ya cuatro años, Ferley asiste orgulloso a la Escuela Pies Descalzos, donde descubrió un mundo de fantasía en las matemáticas y las ciencias sociales donde sus mejores amigos son los libros y la mejor compañía es la de sus maestros y compañeros.

En sus tiempos libres este amante del vallenato se dedica a cantar, a leer y a jugar con sus amigos. Bryan, su mejor amigo, siempre está pendiente de él, se colaboran en todo “él anda conmigo, empuja mi silla de ruedas, me invita cosas de comer en los descansos y me ayuda a hacer algunas tareas”, explica Ferley.

Para Absalón Asprilla Gómez, docente, el caso de Ferley es especial, “cuando se me presenta alguna dificultad, yo no me quejo, por el contrario, pienso en la situación de él, uno de los mejores estudiantes de la Escuela, con una sonrisa permanente y para mí eso es muy significativo, a mí me ayudó a crecer mucho como persona”.

Así como Clarisa y Ferley se han beneficiado de esta ayuda, cientos de familias han visto la posibilidad de desarrollarse y hacer parte de una comunidad. Bajo la perspectiva de una “Escuela de Puertas Abiertas” se han puesto en marcha varias iniciativas, involucrando a padres, abuelos, familiares, vecinos y amigos, para propiciar desde la escuela el desarrollo comunitario. Por eso en la comuna seis se respiran otros aires y nuevos cambios llegan a todos sus habitantes. Ahora ellos cuentan con un centro de desarrollo, donde se capacitan en talleres de alfabetización, costura y artesanía, y los jóvenes se forman para ser líderes y gestionar proyectos con el propósito de hacer microempresa para generar ingresos y contribuir al progreso de la sociedad.

Es así como la Escuela Pies Descalzos no es sólo un centro educativo, es un refugio donde se brindan espacios de afecto, cariño y comprensión, un punto de encuentro que permite el fortalecimiento de redes comunitarias, a través del vínculo escuela, familia y comunidad. Es por ello que muchos de sus miembros la llaman hogar, otros la llaman “la Escuela del embrujo”, porque “cuando haces parte de ella, nunca más quieres dejarla”.


La Historia de La Escuela El Minuto de Dios, Altos de Cazucá

La Escuela El Minuto de Dios, Altos de Cazucá Antes de ser un asentamiento de poblaciones desplazadas, el sector de Altos de Cazucá registró actividades de minería, lo que produjo un daño ambiental irreversible. Esta localidad se encuentra ubicada en el municipio de Soacha al sur de Bogotá y es el mayor asentamiento de personas desplazadas por la violencia en Colombia. La mayoría de estos asentamientos son ilegales y no cuentan con las condiciones mínimas de infraestructura y habitabilidad. Gran parte de las familias que habitan el sector ni siquiera cuentan con servicios de agua ni alcantarillado. En cuanto las condiciones de educación, la zona presenta unas de las tasas de analfabetismo más altas del país: 26.4.

Antes de que la Fundación Pies Descalzos llegara, El Minuto de Dios estaba hecho un desastre. “Al principio fue duro, los salones eran en madera de los guacales, esos mismos donde se guardan las frutas. Las escaleras de la escuela eran hechas en barro y cuando llovía las niñas se tropezaban y caían. No existían los baños, solamente una letrina. Pero las condiciones han cambiado tremendamente,” comenta Consuelo Pachón, habitante de Altos de Cazucá y maestra de la Institución El Minuto de Dios.

La Fundación reconstruyó la escuela. Ellos instalaron edificios seguros, bibliotecas, salas de computadoras y baños higiénicos. La Fundación, OIM (Organización Internacional para las Migraciones), la Alcaldía de Soacha y la Secretaria de Educación de Soacha, Universidad Minuto de Dios y Alianza Educativa, apoyan dos escuelas en Altos de Cazucá. En cada escuela, les garantiza comida nutritiva, programas extras para niños con dificultades emocionales y mentales y programas de desarrollo social mientras. La Fundación, en alianza con sus compañeros, apoya a las cooperativas de padres que ayudan a las familias de escapar la pobreza. Como dijo Ana, uno de los padres de la escuela, “Ahora tienen la posibilidad de imaginar una mañana llena de potencia humana y posibilidades profesionales en la sociedad.”


La Historia de Jhonathan

Jhonathan Jhonathan vive en Altos de Cazucá y estudia biología ambiental en la Universidad Jorge Tadeo Lozano gracias a una beca que le otorgó la Fundación Pies Descalzos.

“La Fundación cambió mi vida radicalmente,” dice Jhonathan. “Me di cuenta que la riqueza no depende de los recursos económicos, sino de las motivaciones y ambiciones profesionales. La Universidad me ha formado como persona y ademásme ha ayudado a mejorar conocimientos en cuanto a la formulación de mi proyecto de vida.” Con el apoyo de la Fundación, Jhonathan fue uno de los mejores estudiantes del país. Él, y otros estudiantes de la Fundación recibieron becas universitarias para realizar sus sueños.

“La universidad es una responsabilidad enorme no solo intelectual para mi carrera y mi familia, significa un aoportunidad única para mejorar y ayudar a salir adelante a mi comunidad ” dice Jhonathan. Él y su compañero, Maicol esperan crear un negocio de reciclaje que proveerá empleos y mejorará el ambiente de la comunidad. En sus tiempo libres, Jhonathan comparte sus conocimientos universitarios con sus compañeros y les enseña a explotar todo su potencial. “Utilizamos juegos como instrumentos del conocimiento,” dice Jhonathan.

Jhonatan espera seguir con sus estudios y replicar lo aprendido en su comunidad. Espera completar una maestría de ingeniería de sistemas y aprender los idiomas de francés y portugués. Jhonathan nunca olvidará el valioso aporte de la Fundación Pies Descalzos y las lecciones sobre servicio y la importancia de creer en su propio potencial.

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